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TIPNIS habitado por estirpe de buscadores de la ‘Loma Santa’

Santa Cruz, 22 de agosto de 2018

Los buscadores de la ‘Loma Santa’ habitan en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Securé (TIPNIS); son los amos de culturas milenarias y comunidades mojeñas que se fueron alejando de los ‘karais’ o los hombres blancos adinerados y esclavizadores pensando encontrar una tranquilidad espiritual, física y el bienestar terrenal; no padeciendo sufrimientos ni estando ya muertos.

Estos personajes de carne y hueso (chimanes, yuracarés, trinitarios, sirionós, canichanas, entre otros grupos) que engrosan el colectivo indígena de las llanuras benianas también son los artífices de las diferentes marchas que desde 1990 vienen plantándose al poder político circunstancial que maneja y negocia los destinos del país en la Plaza Murillo de La Paz, arriesgando la vida con lágrimas, sudor y sangre y denunciando los graves atropellos a este parque natural consolidado lleno de agua, árboles y animales.

Bajo esta realidad y desde una perspectiva antropológica es que Jorge Riester, cofundador y coordinador de Apoyo Para el Campesino- Indígena del Oriente Boliviano (Apcob) desde 1980 hasta la fecha, manifiesta que los pueblos indígenas de las Tierras Bajas reclaman su existencia al Estado en estos territorios codiciados por los denominados campesinos interculturales, quienes marchan y penetran abriendo sendas en contraflecha con la tranquilidad en el TIPNIS buscando sembrar más coca, más aún con el proyecto carretero Villa Tunari – San Ignacio de Moxos. Cabe remarcar que Apcob integra y participa de la comisión organizadora de la inédita venida a Bolivia del Tribunal Internacional de Defensa de Derechos de la Naturaleza, que analizará el caso TIPNIS.

Riester es doctor en Antropología, excatedrático de la Universidad Católica del Perú y un estudioso de la problemática indígena del Oriente y Chaco boliviano. Explica que la ‘Búsqueda de la Loma Santa’ es un movimiento milenarista, religioso y ‘chiliástico’, que es parte de las reivindicaciones indígenas. De su lado, Zulema Lehm Ardaya, autora del libro ‘La Búsqueda de la Loma Santa y la Marcha Indígena por el Territorio y la Dignidad’ de 1990, dice que es un espacio sagrado ubicado en algún lugar de la selva, de abundancia, libre de las presiones socioculturales que ejercen agentes de la sociedad nacional sobre los indígenas mojeños y que inaugurará un nuevo tiempo histórico. Lehm plantea que su investigación intenta demostrar que este movimiento milenarista constituye una estrategia efectiva de resistencia del pueblo mojeño frente a la agresión colonial.

A su vez, Lehm profundiza en dos elementos que actúan de catalizadores y han persistido en el proceso de constitución del movimiento social de resistencia anticolonial que busca la ‘Loma Santa’: la invasión sistemática a los territorios indígenas por parte de distintos sectores nacionales y la pérdida de autonomía de la sociedad mojeña. Lehm rescata el fuerte potencial reproductivo de la ideología milenarista que conduce a la revitalización periódica del movimiento.

Entre tanto, Riester afirma: “Siempre he expresado que es necesario ver a los indígenas como una unidad diferente a los campesinos porque ellos no sólo ven el bienestar físico, sino que reconocen a la ‘Madre Tierra’ en el concepto de vivir bien en concordancia con lo que les rodea”.

Según el sociólogo Wilder Molina Argandoña, la Marcha por el Territorio y la Dignidad de los Pueblos indígenas de Tierras Bajas, realizada en 1990 desde Trinidad hasta La Paz es uno de los fenómenos sociales que más influencia sigue teniendo en la historia contemporánea del país.

La caminata étnica de 34 días de desarrollo tuvo efectos trascendentales como la reforma de la Constitución Política del Estado, aprobada en 1995 y ratificada en 2009, que declara a Bolivia un país multiétnico y pluricultural.

La VIII Marcha Indígena por la Defensa del TIPNIS y los territorios indígenas de 2011 fue la última movilización de los pueblos originarios del Beni, con apoyo de Santa Cruz y los ayllus del Conamaq de La Paz y las regionales del Chaco, Oriente y Amazonía. Duró 66 días.

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