Pueblos indígenas

T’simanes que habitan en el TIPNIS

Santa Cruz, 15 de agosto de 2018

Alrededor de 120 comunidades componen la etnia tsimane con una población de 16.958 personas que dominan la lengua Tsimane. La extensa área de ubicación tiene como centro de su hábitat originario la zona del pie de monte del subandino que se allana en la provincia Ballivián, a lo largo del río Maniqui; luego hacia las provincias Mojos y Yacuma.

La mayor densidad poblacional tsimane se encuentra en el municipio de San Borja, seguida por los municipios de Rurrenabaque (Pilón Lajas), Mojos (Tipnis) y Santa Ana del Yacuma.

Entre las comunidades tsimane, hay grupos casi nómadas que no sobrepasan las cinco familias cada uno. Se trata de asentamientos itinerantes que se mueven estacionalmente hacia las tierras altas en época de lluvias y hacia las bajas en época seca. El cambio de residencia también puede deberse a conflictos internos, muerte de familiares (según su costumbre queman la casa del finado con todas sus pertenencias y se van lejos), o porque se desplazan por su territorio buscando el sustento basado en la caza, la pesca, la recolección y la agricultura dedicada principalmente al autoconsumo. Tienen un profundo sentimiento de pertenencia al territorio de sus antepasados.

La familia

La organización social básica es la familia nuclear, que mantiene vínculos de parentesco extendido con otras familias nucleares. El matrimonio es monogámico desde hace unas décadas (creemos que más por razones económicas que de aculturación), pero no ha desaparecido la tendencia al matrimonio poligámico sororal, esto es que el hombre mantiene como esposas a dos hermanas, criándose juntos todos los hijos. El matrimonio tsimane se realiza apenas se ha alcanzado la pubertad; la primera residencia se fija en la casa de la madre de la mujer, pero luego de un tiempo la familia nueva se independiza.

La familia extensa es tan importante para los tsimane, que simbólica y afectivamente se llaman unos a otros “pariente”, aunque pertenezcan a comunidades extrapoladas y sin contacto en su territorio. La organización sociopolítica de los tsimane es sui géneris. Como no era una sociedad organizada jerárquicamente, en su pasado étnico no tenía una jefatura o cacicazgo. Hasta hoy, en los asentamientos tsimane el jefe (corregidor) es a la vez el jefe político, generalmente el hombre más viejo del grupo, que por su experiencia es considerado un Konsasiki o “Consejero”, encargado de velar por las buenas relaciones sociales.

El grupo puede escuchar o no sus consejos. Pero como respuesta a los seculares abusos y a la invasión de sus territorios por parte de madereros y colonizadores, los tsimane se organizaron al modo occidental y por primera vez en marzo de 1989 eligieron una autoridad política étnica.

Actividades

Aunque las actividades básicas para la subsistencia de los tsimane se realizan durante todo el año (caza, pesca, recolección, agricultura), puede señalarse una época particularizada en cada caso. Así, las principales actividades en la época de los surazos son la cacería y la pesca con barbasco 134 y atajados. En la época de sequía se realizan las labores de chaqueo: roza, tumba, picado y quema del monte destinado a la parcela que se va a sembrar; en la época de lluvias se procede a ciertas cosechas, a la pesca y en menor grado a la caza, actividad que llega a restringirse mucho en casos con grave riesgo de provocar hambrunas.

La pesca es la actividad básica para la alimentación de los tsimane, constituyéndose estacionalmente en la actividad más importante. Se pesca durante todo el año, aunque la época de pesca más intensiva es el “tiempo frío” o invierno. La pesca la practican hombres, mujeres y niños (éstos, aun los de corta edad, son verdaderos expertos en extraer sardinas de las orillas de los ríos utilizando machetes); los adolescentes generalmente proveen pescado para la primera comida del día, gracias a su habilidad en el uso del arco y la flecha.

Paralelamente, las actividades económicas de los tsimane están cada vez más concentradas en la agricultura de subsistencia. Se han contado muchísimas especies de cultivo diversificado en dos modalidades: 1) Huerta familiar, ubicada alrededor de la casa; de ella se ocupan mujeres, jóvenes y niños. 2) El chaco es el espacio donde se encuentra gran parte de la producción agrícola destinada al autoconsumo y algún excedente para la venta en las riberas del río Maniqui o en el pueblo de San Borja. Cada familia es ‘propietaria’ de un determinado terreno (de aproximadamente 3.000 metros cuadrados) para sus cultivos.

La caza es una actividad propia del hombre, aunque la mujer puede acompañarlo siempre que no esté embarazada. Si la caza es solo de un día, el hombre va solo; si la caza es prolongada, generalmente se va con parientes y hermanos. La caza complementa la base dietética del grupo.

La cría de animales domésticos y la domesticación de animales de la selva es también práctica frecuente entre los tsimane. Los animales domésticos más comunes son: perros (para la cacería), cerdos, gallinas, patos (para la alimentación), monos, loros, maticos, tordos (para recreación y mascota de los niños y la familia). Los tsimanes recolectan miel de abejas silvestres, frutos del monte, motacú. También se recolecta, según la época, huevos de peta (tortuga), aunque no en la forma y cantidad que otras etnias. La extracción y venta de jatata que es la hoja de palma tejida para construir hermosos techos de casas es otra fuente de recursos económicos, pues se vende por cantidades apreciables en San Borja, cuando se dispone de canoas para llevarla, o a los comerciantes. Los tsimanes también comercian con recursos forestales maderables, ahora bajo un plan de manejo con la ABT. Lastimosamente, la venta de su fuerza de trabajo se ha convertido en un recurso permanente de los tsimane para conseguir bienes de subsistencia: los madereros requieren de la mano de obra tsimane para que les abran “picadas” o sendas en busca de árboles de maderas finas; los colonos los contratan para que les hagan sus chaqueos.

Etnohistoria del pueblo chimán

Los tsimane ya habían sido señalados y visitados para ser reducidos en misiones por los jesuitas desde el siglo XVII, pero al no concretarse esa intención por la resistencia de estos indígenas a la reducción, posteriormente fueron invisibilizados como pueblo étnico, a lo que ellos mismos contribuyeron retirándose a zonas alejadas de la selva como estrategia de protección ante los carayanas.

En la década de los ochenta del siglo pasado “reviven” como protagonistas contestatarios, a partir de los debates promovidos por el Centro de Investigación y Documentación para el Desarrollo del Beni (Ciddebeni) en 1986, entre empresarios madereros, funcionarios del Estado y la sociedad civil sobre el estatuto legal que debía tener el Bosque de Chimanes. Fue entonces cuando los tsimane empezaron a ser reconocidos como un pueblo indígena amazónico importante que habitaba dichos territorios ambicionados por la explotación maderera mercantil. Al ser imposible seguir ignorando su existencia social, aparecieron acerca de ellos diversos estudios de distinto valor, con lo cual vinieron a ser una de las etnias más conocidas convencionalmente, aunque continuaban existiendo entre las más ignoradas políticamente de la Amazonía.

Prácticas y creencias

Se trata de una cultura chamánica, cuyos dioses tutelares están organizados en una malla de relaciones semejante a las del parentesco extendido, pero reconociendo determinadas funciones simbólicas jerarquizadas, por ejemplo, entre los Señores de los Cerros, los dueños o amos de los animales y los espíritus de los muertos.

La poesía en forma de canciones que se ha logrado recuperar (véase Riester, 1978 y Riester y Birk, 1993) expresa sentimientos e intuiciones profundamente humanos y de gran creatividad. Como lo han expresado los estudiosos de esta etnia, el conductor espiritual, el chamán aún hoy conductor espiritual itinerante entre muchas comunidades, llamado Kukuitzi, representa también la autoridad en los grupos, autoridad referida a su vinculación privilegiada y temida con el mundo sobrenatural de los espíritus del medio ambiente y de los muertos. El chamán está atento para velar por la identidad cultural, viendo siempre con cuidado la intervención de los extranjeros en cualquier acción hacia los tsimanes.

Fuente:

Compendio de etnias indígenas y ecoregiones de Bolivia Amazonía, Oriente y Chaco de Alvaro Díez Astete. 2018.

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